Te cuento Dónde visitó el taller de diseño y producción cerámica de Luis Goldfarb y Cecilia Puglia en Alta Gracia. Allí se cocinan los platos de gres que están causando furor en el mundo gastronómico. La vajilla Goldfarb tiene sello e identidad propia. Líneas simples, tonos neutros y terrosos, proporciones generosas y el acento puesto en el color y en la forma.

Imagen gentileza Luis Goldfarb

Imagen gentileza Luis Goldfarb
La vajilla que seduce a los cocineros más prestigiosos de la Argentina me impacta por su diseño despojado, simple y a la vez de mucho carácter. Al ver sus platos, las botellas, la lámpara de aceite de oliva, y los distintos y variados objetos de gres que han ido desarrollando a lo largo de estos años, siento una fuerte reminiscencia de lo antiguo, una cerámica que de alguna manera atrapa el pasado y lo conjuga con líneas muy actuales. Son platos que no pasan desapercibidos.
Luis me explica que el gres es una pasta de cerámica muy tradicional y que este tipo de vajilla tiene su origen en la alfarería tradicional japonesa o incluso nórdica, y esos colores neutros y terrosos que los caracterizan surgen de la exposición del material a las altas temperaturas. También me cuenta que luego del largo reinado de la vajilla de cerámica de un blanco aséptico, el gres ha resurgido en la escena gastronómica mundial y está de moda.

Imagen gentileza Luis Goldfarb
El diseño al servicio de la cocina
Luis es un aficionado de la cocina y cuando, junto a Cecilia, conciben una pieza siempre la imaginan en el uso. Si es un plato piensan en cómo va a quedar la comida allí. Tienen muy en claro que sus piezas son el soporte para que la preparación y el cocinero sean los verdaderos protagonistas.
Radicados en Alta Gracia desde 2001, el matrimonio Goldfarb ha sabido combinar a la perfección arte, artesanía y diseño. Ceramista ella y diseñador él, trabajan en un pulido equilibrio que supieron construir encarando distintos desafíos. Diseñan en forma conjunta, luego Luis hace el plano de matricería y lo manda a un tornero para hacer el molde, eso tarda bastante tiempo, luego vienen las pruebas y ensayos, y en algunos casos, el desarrollo de esmaltes especiales. Es un trabajo minucioso y que han elegido llevar a cabo con gran rigor estético
A diferencia de las grandes fábricas, que hacen dos o tres modelos siempre en blanco, en palabras de Luis: “un material, un esmalte, todos los días lo mismo”. Luis y Cecilia hacen trabajos especiales a pedido, muchos modelos diferentes, esmaltes distintos y cantidades muy variadas. Actualmente, por ejemplo, están desarrollando un nuevo esmalte partiendo de cenizas de quebracho blanco. Existe todo un proceso para llegar a la pieza final que implica muchos ejercicios de prueba y error hasta que se logra el color buscado, luego trabajan en la adaptación de ese esmalte al sustrato de gres y más tarde en el ciclo de temperatura al que se va a someter la pieza.

Imagen gentileza Luis Goldfarb

Cuenco para té con infusor. Imagen gentileza Luis Goldfarb

Imagen gentileza Luis Goldfarb
Luis y Cecilia hablan con pasión de lo que hacen, de las horas y horas dedicadas al diseño de una pieza, en la búsqueda del equilibrio y de la proporción, de su obsesión por la terminación y los detalles.
En el taller en el que charlamos durante casi dos horas los desafíos están a la orden del día, siempre hay algo nuevo para desarrollar que implica un trabajoso proceso. Luis hace hincapié en que esa enorme capacidad de adaptación que los distingue es al mismo tiempo una ventaja y una debilidad, la primera está a la vista: el talento para diseñar y producir una variada gama de objetos que van desde piezas de bijouterie requeridas tanto en Argentina como en Europa, hasta vajilla de gran calidad especialmente diseñada para cocina de autor. Y como si lo anterior fuera poco, ser el único taller de cerámica del país con el know how necesario para replicar cerámica arquitectónica antigua. La debilidad: estar todo el tiempo haciendo cosas distintas no les permite hacer una producción seriada de mayor cantidad.
Entre todas las cosas hermosas que tienen Luis y Cecilia en su taller, la lámpara de aceite de oliva me cautivó desde que la vi en una foto en su página de Facebook. Es una versión actual de la antigua lámpara de aceite. La idea de hacerla surgió cuando trabajaban en el desarrollo de objetos para el mundo del aceite de oliva. Otorga una luz mucho más brillante que la de una vela. Es simple y delicada.

Imagen vía Pixabay
El Colón, una gran aventura
Con ilusión, compromiso y dedicando muchísimo tiempo a la investigación sobre la reproducción de cerámicas arquitectónicas, Luis y Cecilia encararon el enorme trabajo de replicar 150.000 teselas de los mosaicos del teatro Colón que eran de gres y habían sido traídos de Inglaterra. Una misión titánica para un pequeño taller ubicado en Alta Gracia y que requirió de muchos meses de arduo trabajo sin descanso. Hoy, al preguntarles sobre aquella época, ellos sonríen: fue un gran desafío, un hermoso trabajo, una locura, trabajábamos desde las cinco de la mañana hasta las diez de la noche, fue una especie de gran aventura”. “También fue muy emocionante que gente de aquí, de Alta Gracia, participara de la producción”. “En Abril de 2010 terminamos el trabajo y después incluso nos encargaron algunas cosas más que tuvimos que hacer en un fin de semana, muy sobre la hora”. Ese laborioso trabajo en el Colón les abrió muchas puertas en proyectos de restauración que Cecilia y Luis realizaron con enorme responsabilidad y compromiso, un mosaico muy grande para Club Español de Buenos Aires, varias iglesias, como por ejemplo la Iglesia de San Ignacio en la Manzana de las Luces porteña y trabajos en casas particulares.
La historia de Luis y Cecilia está hecha de pasión por el diseño y por el buen hacer, de amor por la estética, de consagración al trabajo minucioso y también por las dificultades económicas para acceder a la maquinaria necesaria para agrandar su taller y ampliar su producción. Es una lástima que no existan ayudas gubernamentales serias y con visión de futuro para apoyar el desarrollo de esta empresa que cuenta con un conocimiento tan específico y necesario para muchas obras de restauración del patrimonio histórico de nuestro país que aún están pendientes.
La verdad es que la idea de visitarlos y escribir esta nota para el blog me causó muchísimo entusiasmo. Durante la charla, Cecilia apuntó algo que me parece fundamental y es, en gran medida, la razón por la que tenía tantas ganas de conocer su taller: no tenemos en Córdoba la costumbre de visitar los talleres de diseñadores o artistas para conocer el lugar dónde trabajan y comprar allí sus diseños. Estoy convencida que la experiencia de conocer a la persona que hay detrás del producto suma muchísimo valor. Siempre tendremos con esos objetos una mirada especial, sabremos exactamente de dónde vienen, conoceremos su historia. En Te cuento Dónde queremos promover esa curiosidad por las cosas bellas que se hacen en nuestra provincia y que muchas veces están a la vuelta de la esquina. Solo hay que saber mirar y animarse a preguntar.
Espero que hayas disfrutado este post sobre la vajilla de gres que enamora a los cocineros más famosos de la Argentina. Si te gustó esta nota compartila para difundir las cosas lindas que se hacen en nuestra provincia. Miles de gracias a Luis y Cecilia por abrirme las puertas de su taller y contarme sobre el hermoso trabajo que allí realizan.
Te cuento Datos
En el estudio de Luis y Cecilia se pueden comprar saldos que van quedando de distintas partidas. Lo que hay para vender va cambiando de acuerdo a la producción. Les pregunté si reciben habitualmente gente de Alta Gracia o de la ciudad de Córdoba y alrededores, y me dijeron que no. Generalmente las visitas son de turistas de Santa Fé o Buenos Aires que van a comer a los excelentes restaurantes de Alta Gracia como Herencia de Roal Zuzulich o El Bistró del Alquimista de Maximiliano Buchiell y allí ven sus platos. Vale la pena llegarse. Es importante contactarlos antes a través de su página de Facebook/Luis Goldfarb y coordinar el horario.