Salir un sábado a la tarde a tomar el té en algún lugar de las sierras tiene mucho de ritual para los cordobeses, nos vamos pasando de boca en boca los lugares donde se pueden disfrutar tortas y tartas dulces de elaboración casera. Es un programa que incluye un viaje corto con buena música y charla relajada, una caminata por el pueblo o la ciudad que se haya elegido visitar y, finalmente, dedicarse por completo a disfrutar de una deliciosa y plácida merienda.
Ya sea con amigos, pareja o la familia entera, es un programa perfecto para el sábado por la tarde. Y si el destino es La Cumbre el abanico de posibilidades se amplía y las opciones son muchas. En esta oportunidad visitamos Viva La Pepa una pequeña casa de té que funciona en un antiguo vagón de tren reformado y que, esta temporada, está estrenando una ampliación del salón que les permite acomodar más mesas en el interior.
Adoro el té porque es una bebida compleja, evocadora y que se puede catar, como el vino o el café. El té tiene infinitos matices, aromas y texturas, que invitan a disfrutarlo desde mucho antes de saborearlo, me gusta ver cuando se disponen los elementos sobre la mesa por ejemplo: la tetera, el colador y las tazas, y cómo el agua va tomando color que le otorgan las hebras, sé que hay que dejarlo reposar unos minutos y que, si se trata de té en saquitos, nunca pero nunca, hay que estrujar el saquito contra la cuchara, porque de esa manera se obtiene lo peor del té.
En Viva la Pepa han pensado en todos los detalles: decoración vintage muy cuidada, tazas y teteras de cerámica de muchos colores, mesas de madera en el interior, sillas y mesas metálicas vintage y de varios colores en el exterior, rejas antiguas que dividen espacios, plantas y macetas que alegran el conjunto. Es de esos lugares en que uno se sienta y empieza a ver cosas lindas por todos lados. Y el atardecer ayuda, porque tiñe todo de ese color tan mágico y cálido que nos hace sentir que estamos exactamente donde queremos estar.
Pedí un té My Patagonia ($ 45), de Tealosophy de Inés Bertón, un blend de té negro con futos rojos y dulce de leche, de aroma intenso y mucho cuerpo y lo acompañé con un esponjoso muffin de frutos rojos ($35). También probé un muffin de chocolate, que estaba tibio y se deshacía en mi boca suavemente mientras la inundaba del sabor inconfundible del cacao amargo. Aplausos para la cocina.
Junto a la patisserie se encuentra la tienda de decoración Hilando Fino, y eso hizo que mi sábado por la tarde fuera completo: almohadones soñados, una mesa de comedor con el equilibrio ideal entre lo rústico y lo chic, sillas perfectas, mantas mimosas, una sección de bazar tan linda que dan ganas de llevarse todo, delantales para enamorarse de la cocina, y de nuevo muchos, muchísimos detalles.
No es de extrañar que en la última casa que visitamos para nuestra sección Casas de Verdad hayan recomendado esta tienda, literalmente dan ganas de quedarse a vivir en los ambientes que armaron. La galería y el patio son verdaderos espacios chill out decorados como para liberar las tensiones del día más agotador.
Hilando Fino es una tienda para recorrer sin apuros: tiene los almohadones más lindos que he visto últimamente, fanales de hierro preciosos y de distintos tamaños, sillas con mucha onda y sillones de esos para acurrucarse los domingos a la tarde cuando no querés que llegue el lunes. Me encanta porque es una tienda con objetos para mimar la casa. Y por su parte, Viva La Pepa es uno de esos lugares encantadores que nos gustaría mantener en secreto para encontrar siempre una mesa esperándonos pero, gracias a las delicias que preparan con amor en la cocina, el vagón está habitualmente lleno y por eso no es mala idea llegar temprano, como si fuéramos a tomar el tren y quisiéramos evitar la cola en la boletería.
Te cuento Datos
Viva la Pepa Patisserie
Virrey Sobremonte s/n La Cumbre
Facebook/Hilando Fino La Cumbre